por su carne» (v. 23). Uno debe despreciar y evitar el pecado que ha debilitado a un aconsejado como evitaría el pus que mana de una herida infectada y abierta. En todo lo que hace en el aconsejar debe tener cuidado extremo en mantener las condiciones tan rectas y limpias que él mismo no pase a ser víctima de la enfermedad pecaminosa. Un consejero prudente, pues, hará todo lo que sea legítimo bíblicamente para evitar y prever la propia infección. Si en el ejemplo dado antes hay la menor posibilidad
Page 24